Tras 10 años largos de ausencia, el Boletín vio la luz de nuevo. Esta época fue continuista con la anterior, no hubo muchos cambios de inicio. Hizo aparición el papel satinado; se pasó a duplicar el número de páginas, pero eso sí, se mantuvo la cabecera prácticamente sin variación, con el sólo cambio de la posición del Título de la Hermandad y de la identificación del número del boletín, que pasó a ocupar la parte baja de la portada, de tal forma que la apariencia seguía siendo muy similar a la época pasada.

En total se editaron 19 números, y su periodicidad de salida no fue muy marcada; se comenzó con cuatro números anuales, pero la mayoría de este período, solo veían la luz, dos números por año.

Como más llamativo, resaltar que aparece con más asiduidad la grafía en el Boletín, al final del período, incluso a color; toman cuerpo algunas secciones (Editorial, Noticiario, Tiempo de Reflexión, Vida de Hermandad, Sabías que,…) y comienzan la participación de los hermanos de a pie, con colaboraciones literarias, vivencias personales y reflexiones propias; algunas de ellas, muy interesantes porque venían a dar voz a la revolución que se estaba dando en el seno de las hermandades y de la Iglesia de Sevilla en general, con la irrupción de los grupos jóvenes, la participación de las mujeres hermanas y su encaje en la Corporación,…

El Boletín también se usa para insertar las Memorias Anuales y para anunciar los Cultos, y muy discretamente se asoma la Historia de la Hermandad.

Eran tiempos duros económicamente, y la confección y distribución del Boletín entre los hermanos suponía un costo cada vez más importante, por lo que se recurrió a insertar publicidad en el mismo, para que aliviara estos gastos.

El impulso inicial, poco a poco, se fue apagando, y el último año de esta época, el de 1989, sólo vio la luz, un solo número.