José Mª Suárez
La fidelidad es un concepto de confianza a una idea o a una institución. Así lo comprendió y practicó don José María Suárez San Miguel con personalidad abierta al diálogo, la comprensión y la justicia. Perteneció a la junta gestora de los años 1951 a 1959 presidida por el sacerdote don Diego Guzmán Pavón. El año 1954 la Iglesia de San Benito, filial de San Roque, obtuvo la designación propia de parroquia. Por tal rango, en 1958 el arzobispo don José María Bueno Monreal le concedió a la corporación nazarena el título de “Hermandad del Santísimo Sacramento”. La junta de gobierno de 1962 incluyó entre sus miembros un diputado sacramental. Don José María Suárez San Miguel ocupó este cargo desde 1964 a 1972 con la religiosidad y dignidad que tan Sagrado Titular merecía. Desde el mes de junio de ese año ejerció de consiliario primero. Por las excelencias de su bien hacer, tras tantos años de servicios y entrega, fue elegido hermano mayor por el Cabildo General de 1976, cargo que desempeñó hasta junio de 1985.
Ejerció su ministerio en un tiempo de cambios eclesiales importantes, con nuevas orientaciones pastorales adecuadas al Nuevo Derecho Canónico de 1983 y Normas propias diocesanas, muy necesarias y oportunas por el desarrollo cultural de la sociedad moderna. La espiritualidad de los cristianos, y en ellos los cofrades, evolucionaron a una “religiosidad popular”, una religión que se abría a todos los pensamientos.
Rodeado de un buen equipo de gobierno, bien aconsejado por el director espiritual, don José Salgado González, fundamentó la formación religiosa de los hermanos, con especial atención a sus necesidades y proyectos. En la reelección como hermano mayor de 1982 incluyó el cargo de “diputado de juventud”, dándole importancia y participación a las nuevas generaciones.
Apoyó la disposición de los hermanos a ser costaleros de las sagradas imágenes. El Martes Santo de 1978 bajo el paso del Misterio, un año después el “pasopalio” de la Virgen y en 1980 el del Cristo, mandados respectivamente por los hermanos don Carlos Morán Fernández, don José Candela Luna y don Diego González Quirós.
Confió en el proyecto de organización de una “banda juvenil” de cornetas y tambores. La idea se concretó el martes santo de 1981. Mismo año que la fundación de la coral de hermanos armonizó por primera vez la misa del día de la Inmaculada, manteniendo actividad hasta 1985.
Buen COFRADE (con mayúsculas) fue don José María Suárez San Miguel. Comprendió la importancia del sentido eclesial de “Religiosidad Popular”. Por los sobresalientes servicios prestados a la hermandad, en el año 1996, le fue concedida la “Medalla de Oro” con merecido reconocimiento.
