Histórico de Directores Espirituales
Las Normas Diocesanas establecen (art. 37) que las Hermandades tendrán un Director Espiritual, que normalmente será el párroco de la sede canónica de la Hermandad. Recibe su misión del Arzobispo, a quien representa en su acción pastoral. Además de las funciones que le vienen conferidas por las propias Normas, recogidas en nuestras reglas (nº 59), son los encargados de encauzar todo lo relacionado con la vida espiritual de las mismas. Su labor fundamental es iluminar con la palabra de Dios la vida de la hermandad. Tienen, asimismo, una labor mediadora y conciliadora entre todos los miembros.
En la historia de las Hermandades, el Director Espiritual ha tenido y sigue teniendo un papel muy relevante. En la nuestra, no iba a ser menos.
Según el archivo de la Hermandad, desde nuestra reorganización, han sido nueve los Directores Espirituales. Los cuatro primeros, párrocos o coadjutores titulares de la Parroquia de San Roque, que como Iglesia filial nos correspondía. Cuando en 1956, la Iglesia es convertida en Parroquia, los siguientes cinco Directores Espirituales, han sido los propios párrocos de la Parroquia de San Benito Abad.
Hacer constar que desconocemos quién asumió el cargo durante los años 1948 al 1950, aunque no es de extrañar que lo fuera el párroco titular de San Roque en aquellos años, dado que en ese periodo nuestra Hermandad tuvo que trasladarse allí por motivo de la riada.
Historia viva de la Hermandad que supieron dejar una honda huella en sus coetáneos por su templanza, sus buenos consejos y, en definitiva, por su generoso trabajo al servicio de la Hermandad.
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