Música de capilla

Sanguis Christi 

Paulina Ferrer

1998

Sangre en la Cruz

Anónima

1999

Coplas para cultos internos

Rafael Bermúdez

Con amor y devoción
te cantamos, Madre mía,
Virgen de la Encarnación.
Te cantamos, Madre mía,
Virgen de la Encarnación.

1. Fuiste tú rosa escogida
donde Dios quiso encarnar
para dar la eterna vida
floreciendo en tu rosal.

2. Fue en tu vientre inmaculado
donde el Verbo se encarnó.
Intercede por nosotros,
Virgen de la Encarnación.

(Esta plegaria refleja la profunda veneración de los fieles hacia la Virgen María en su advocación de la Encarnación).

Pascual González Moreno

Por tu Hijo coronado
de espinas y presentado
al barrio de la Calzada
Dios te salve, Soberana

SALVE, SALVE, SALVE, SALVE, SALVE

Por tu barrio y por tu gente
que ya no tiene el puente
para acercarte más al cielo
Dios te salve, Encarnación,
refugio de mis consuelos.

SALVE, SALVE, SALVE, SALVE, SALVE

Por tu cara tan bonita,
en Triana, palomita
y en Sevilla, Inmaculada
Dios te Salve, reina y Madre
Encarnación Coronada.

SALVE, SALVE, SALVE, SALVE, SALVE

Por las hermanitas de tu casa,
y por los ancianos que ellas cuidan,
por ser la Dolorosa con la Gracia
de ser Madre del Mesías,
por la paz del mundo, te imploramos
por el Santo Padre y por la Iglesia
y por la familia te rezamos
Dios te salve, salve, salve.

Por la sangre derramada
de tres clavos y lanzada,
en la cruz de tu amargura,
Dios te salve, Encarnación
guapa, corno tú, ninguna.

SALVE, SALVE, SALVE, SALVE, SALVE

Por tus niños nazarenos
hermanos y costaleros,
de esta santa cofradía,
Dios te salve, Encarnación
siempre en nuestra compañía.

SALVE, SALVE, SALVE, SALVE, SALVE

Por tu cara tan bonita,
en Triana, palomita
y en Sevilla, Inmaculada,
Dios te Salve, reina y Madre
Encarnación Coronada.

SALVE, SALVE, SALVE, SALVE,

Madre de Dios.

Miguel Ángel Rodríguez Villacorta

Deja, Señor, que mis manos
sequen tu sangre inmortal.
Deja, Señor, que tu gesto guíe mi caminar.

De tu mirada serena
surge un remanso de paz.
De tu sentida presencia
emana la verdad.

Ruega por nosotros,
Cristo Salvador.
Tu Presentación nos ilumine,
Cristo Redentor.

Un hermoso sueño es tu vida, ¡Oh, Señor!,
un hermoso canto de Esperanza.
Tú que bien conoces nuestra débil condición,
muéstranos tu comprensión.

En la Cruz grabado está tu triunfo, ¡Oh, Señor!,
Tu calor nunca nos abandona.
Una dulce brisa nos descubre tu valor,
tu eterno corazón.

Ruega por nosotros,
Cristo Redentor.
Tu Presentación nos ilumine,
Cristo Salvador.

Creo en tu pasión de hombre inmortal,
creo en la luz que da tu amor, palabra fiel es tu dolor,
yo creo en ti,
yo creo en ti, Hijo de Dios.

Letra de Miguel Cruz Giráldez y música de Clara Isabel Rufino Baquero

Cuerpo y sangre, mi Dios crucificado,
-de par en par abierto el pecho- ofreces;
y das al hombre, por el que pereces,
el alimento de tu pan ansiado.

Bendita sangre mana del costado
para salvar y redimir con creces
a todo el universo. ¡Cuántas veces
contra Ti, contra Ti solo he pecado!

Sangre que brota de tus puras llagas,
sangre que en precio por nosotros pagas:
sangre preciosa de tu amor profundo.

Oh celestial bebida salvadora
por todos derramada en esta hora,
pues con tu sangre has redimido al mundo.

Mª Dolores Segura Bernal

Rosas y Lirios perfumados
a tu paso, Madre, brotan por la orilla,
Virgen que en ti fue encarnado
por la Divina semilla.

Tu vientre será la cuna
dé la Espina salvadora.
Y, entre tus brazos, dormido parece,

el dulce cuerpo lacerado,
¡Oh, Hijo amado!

Rosas y Lirios perfumados
a tu paso brotan por la orilla,
Virgen que en ti fue encarnado
por la Divina semilla.

Tus ojos claros luceros,
en arroyos se han trocado.
Y en tu pecho aún te queda consuelo,
Madre de bondad infinita,
a ti clamamos.

Virgen de la Encarnación:
¡Escúchanos!

Luís Gallardo Cerrejón

Dos celestiales figuras rondan la cintura de una Virgen bella,
y en sus entrañas de luna Dios plantó hermosura en carne morena,
y en el Reino de Sevilla la rosa más linda que crió la tierra,
“La Calzá” le dio cobijo y anidó a sus hijos en la calma plena.

 Baja del cielo Paloma que el alma a deshoras me lleva a tus plantas,
quiero tenerte conmigo y hacer de abrigo tu manto y tus alas,
que sean tus ojos dos luces que a ti me conducen en noches amargas
quiero estar entre tus brazos y sentir el descanso que tanto añoraba.

Quién te coronó, Señora, qué dos manos virginales
adornarán de luceros tu bendita frente, Madre
Tú que eres tan santa y buena y el consuelo de mis penas,
quien te coronó, Señora, Encarnación de cielo y tierra.

Quien te coronó, Señora, quién sembró en ti las alegrías
quien te vistiera de Reina, quien te presta pedrería,
Estrella de la mañana, Palomita de Triana,
quien te coronó, Señora, Encarnación soberana.
Encarnación soberana.

 La Giralda jubilosa le toca orgullosa todas sus campanas,
y el río junto a la bruma le teje de espuma mantilla de nácar,
los resplandores de estrellas dibujan la senda por donde ella pasa,
desde la altura angelitos blancos clavelitos a su palio lanzan.

Eres sagrario de gloria y el mejor aroma que este barrio tiene,
joya que el mundo atesora sencilla y que afloras entre las mujeres,
agua que mi ser reclama, la voz que me llama cuando voy a verte,
eres fuente de la gracia, mi fe, mi esperanza, mi vida y mi muerte.

Quién te coronó, Señora, qué dos manos virginales
adornarán de luceros tu bendita frente, Madre.
Tú que eres tan santa y buena y el consuelo de mis penas,
quien te coronó, Señora, Encarnación de cielo y tierra.

Quien te coronó, Señora, quién sembró en ti las alegrías
quien te vistiera de Reina, quien te presta pedrería,
Estrella de la mañana, Palomita de Triana,
quien te coronó, Señora, Encarnación soberana.

 Quien te coronó, Señora, Encarnación soberana.
Encarnación soberana.

(Esta plegaria la compuso Luis Gallardo para la celebración del XXV aniversario de la coronación de la Santísima Virgen).